TRABAJO DE APRENDIZAJE
"EL ADOLESCENTE"
de
ESTEFANIA DUHALDE - PABLO MALDONADO

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miércoles, 1 de julio de 2009

Escenarios Sociales


Nosotros entendemos como ritos aquellos pasajes que implica alcanzar un estatuto de respetabilidad dentro del grupo.”Los Ritos Son aquellas prácticas regladas cargadas de densidad simbólica, existe una diferencia entre los ritos institucionales y los ritos armados en situación. Los ritos institucionales, se configuran en una relación intergeneracional marcada en un eje de diferencias estructurales; estos pasajes suponen la herencia y su posibilidad de transmisión (en torno lugares fijos padres – hijos; tíos – sobrinos; abuelos – nietos; maestro – alumno). Los ritos de situación, estos se producen en circunstancias de mercado. Es decir, el otro no se instruye a partir de la ley estatal sino a partir de las regulaciones grupales. Tienen solo validez en un territorio simbólico determinado” (Silvia Duschatzky y Cristina Corea; Chicos en Banda).
El rito del “bautismo del chico de la calle” se arma con las reglas de la institución represiva- en el este caso: las de la policía, los institutos carcelarios y de minoridad.- la ley simbólica, aquella que al tiempo que reprime también posibilita. El robo no es necesariamente un móvil de la práctica grupal, sino un desencadenante venturoso del encuentro de sujetos.
Dentro de estos ritos los jóvenes comparten creencias, configuran otro lugar simbólico en la vida de estos. A diferencia de las religiones tradicionales que convierten la fe en una dimensión trascendente de la vida. Los enanos, las brujas, los duendes, el diablo, se encuentran en los relatos cotidianos de los jóvenes, se trata de modelos o personales que sintetizan una apropiación desacralizada al tiempo que se le confiere algo tipo de poder., tienen un status más que Dios.
“los enanos están en los lugares abandonados en el infierno. El infierno está en una cueva. Mi papá me llevo a una cueva donde vive el diablo, me llevo para que no me portara mal, porque si no ése iba ser mi lugar.” Relato de un niño en el libro “chico en Banda de Silvia Duschatzky y Cristina Corea.
El faneo y otra, es la representación de la droga, se acopla a la de inseguridad, esta va asociada al robo, al descontrol, en general vivir al límite, el consumo en este tiempo presente es un indicio del agotamiento de la infancia, en donde la se torna borrosa la frontera de la infancia y la adolescencia, ya que los chicos se drogan y se vuelven extraños, personas que no dependen de sí mismas, indomables peligrosos para sus pares y para ellos mismos.
“En el colegio hay drogadictos y chorritos. Nosotros vemos siempre a los chicos que se drogan y hablamos con ellos, algunos son amigos nuestros. Siempre vemos bolsitas de fana [pegamento químico que se usa para inhalar]. Para drogarse vana los kioscos, piden bolsitas, compran la fana en las ferreterías, se van para el fondo, soplan y adsorben. El chico que yo conozco que se droga es porque la madre lo dejo.”
“¿Qué es la droga?, según pregunta Ehremberg (1991). En las sociedades pre modernas las drogas forman parte de las medicinas y de los ritos que permiten establecer relaciones con los dioses, con los muertos o revelar un destino. (Chicos en Banda; 2002)


La fraternidad y el aguante
Es el estatuto qué adquiere la fraternidad teniendo en cuenta las alteraciones del modelo familiar, en donde se rompe el eje paterno y surge un modo de fraternidad entre amigos y hermanos.
Esta nueva institución, se configura como contingencia emergente frente a la ineficacia simbólica del modelo tradicional.
La familia como “marco” pierde relevancia para los jóvenes, cediendo lugar al grupo de pares. Este grupo aparece como portador de los patrones de identificación.
“Para entrar en una banda tiene que haber confianza, no dejarlos cortados, cuando te piden un favor hacérselo, prestarle las cosas, no dejarlos clavados, hacerles caso.”
“El que manda es el Chulo, porque ya estuvo encerrado y se banca todo: los remos que hubo en el barrio, en el baile y en todos lados y además porque es el único que carga un fierro.”
Como en el comentaba el relato anterior el Chulo es el que establece las acciones permitidas y las prohibidas, es el que protege y el que “enseña” las reglas necesarias para habitar el mundo. Como vemos, es una autoridad situacional que surge de los lazos de alianza, a diferencia de la familia.
La subjetividad de varones y mujeres
“La diferencia entre los sexos según el esquema de los géneros o/a da cuenta de las diferencias entre, por ejemplo, maestros y maestras, director y directora, alumno y alumna, ciudadano y ciudadana a partir de un plano de igualdad en tanto ambos están instituidos aunque en diferentes lugares. La mujer en el lugar de madre y esposa, y el hombre como portador del poder de decidir, de trabajar y ocuparse de los asuntos públicos.” (Silvia Duschatzky y Cristina Corea – 2002).
Lo que deseamos señalar es que las diferencias de género hoy, no parten de diferencias inscriptas en un suelo instituido para ambos, sino que justamente, son diferencias constituidas sobre condiciones de destitución. Los contrastes entre varones y mujeres, son diferencias prácticas, que se especifican de hecho y en cada situación. Estos ya no pueden reconocer un mandato, ni para impugnarlo ni para cumplirlo. Las condiciones de los varones y de las mujeres ya no se enuncian una instancia común desde la cual se especifican sus diferencias.

LAS CONDICIONES
La subjetividad de los varones se constituye casi plenamente en situación, puesto que son las prácticas construidas en territorio, y no la escuela y la familia, las que marcan fuertemente a los sujetos
El Grupo es el que concede un nuevo nombre a sus integrantes, los típicos apodos que aparecen en entre los amigos, no se trata de una identidad civil, sino de una nominación reconocida en las fronteras del territorio.
“Las amenaza de cárcel y de muerte por robo o por drogas es un rasgo decisivo de esta subjetividad que no tienen en las figuras adultas de la familia o la escuela ningún referente; por el contrario, se alude a tales figuras mediante la agresión, la injuria y a veces, mediante una expresión que oscila entre la queja y el reclamo de que no son escuchados. El docente es con frecuencia la figura de ese que no escucha, que no entienden, que no reconoce.”
Nosotros vemos que la familia ya no es el lugar de transmisión de la ley. Los varones parecen moverse en la frontera de la palabra y del mandato, las mujeres son aún portavoces de discurso, en tanto expresan los ideales mediáticos o religiosos, si bien los territorios fuertes de inscripción para ellas no se reducen a la escuela, sus relatos nos muestran indicios de una subjetividad fundamentalmente construida en el lazo.

CAÍDA DEL PARADIGMA BURGUÉS DE LA DIFERENCIA SEXUAL
Decíamos al principio de las diferencias actuales entre los sexos ya no se juegan el reparto burgués tradicional: mujer madre, esposa centro de la vida doméstica; varón padre, agente de la autoridad, garantía de la ley, en los territorios de los jóvenes asisten con la alteración de los que en otro momento fueron sitios precisos de inscripción de la diferencia sexual.
“…los chicos confiesan no darse cuenta, o no saber cómo darse cuenta cómo es que sucede esto que sucede. Como darse cuenta de que están Enamorados, como darse cuenta que están Embarazadas.”
Este terreno de la diferencia sexual se presenta para los jóvenes como una zona borrosa, a veces vacio, altamente contradictoria e inconsciente.

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